Los clásicos
Verso a lo divino
Salomón y la reina Saba
Por el Pequén.
CUARTETA
La reina Sabá con fe
al saber de Salomón
bien pronto y sin dilación
al reino de aquél se fué.
GLOSA
Partió de Jerusalem
con sus camellos cargados
con súbditos y criados
todos vestidos muy bien:
decía: piedras de Edén
en mi traje luciré,
y así me presentaré
al reino de Salomón,
dándole su corazón
la reina Sabá con fe.
Salomón le recibió
con suma sabiduría,
y con amor la ofrecía
lo que Dios en él dotó;
ensimismada quedó
al hablar aquel varón,
ella logró su intención
de ofrecerle cuanto quiso,
por eso aquel viaje hizo
al saber de Salomón.
Sabá, la reina, le dió
a Salomón pedrerías
oro y muchas sederías
que el amoroso admitió;
también Salomón le dio
lo que quiso a discreción,
y llena de admiración
ella volvió a su reinado,
llegando el día deseado
bien pronto y sin dilación.
La reina cuando partió
donde estaba Salomón
llevaba en su corazón
un amor que ella notó;
pero siempre prosiguió
diciendo ya llegaré
y con él conversaré
con entusiasmo y empeño,
y para hacerlo su dueño
al reino de aquél se fué.
DESPEDIDA
Por fin cuando se marchó
la tal reina pretendiente
ella llevaba en su mente
ser l’única, que él amó;
mas después se enamoró
de las bellas moabitas
también de las sidonitas,
y enamoró a las etheas
a par de las idumeas
¡cuál de todas más bonitas!