El cantar de un minero

El cantar de un minero
Por Miguel Pino Piña, poeta popular del Volcán

CUARTETA

Voy a hacer estas letritas
en la Lira Popular.
Soy del pueblo del Volcán,
de la mina Merceditas.

GLOSA

Los años de enero a enero
–nos ponemos a pensar–
tenemos que trabajar
como valientes mineros;
y pensando, compañeros,
nos mate una dinamita,
y en las labores bonitas
donde se saca el metal
que para poder cantar
voy a hacer estas letritas.

Como todo compañero
de día y noche luchando
muy cansado trabajando
sin recibir el dinero;
los dirigentes sinceros
empiezan a reclamar
y los han de tramitar
en una forma inconsciente,
lo quiero dejar presente
en la Lira Popular.

En una forma sincera
les pongo en conocimiento
yo me encuentro muy contento
de mi amigo Juan Jorquera;
me aconsejó que escribiera
rápido y sin descansar,
yo me puse a meditar
para entonar este trino,
yo me llamo Miguel Pino,
soy poeta popular.

Voy a poner mi energía
y todita mi razón,
voy a cerrar el Cajón
desde Puente Alto hasta arriba;
haré buenas poesías
para que salgan bonitas,
mi mente solo se agita
como poeta sincero,
trabajo de barretero
en la mina Merceditas.

DESPEDIDA

Por fin no sé hasta cuándo
no nos irán a pagar,
sólo habemos de pensar
que nos siguen engañando;
hay que seguir repechando
pa poder ver la platita.
Yo les hago estas letritas
en la Lira Popular,
soy del pueblo del Volcán,
de la mina Merceditas.

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Respondo al Diablo Cojuelo

Respondo al Diablo Cojuelo
por Tristán, poeta popular de Santiago.

Si te quieres transformar
en cometa, pavo o bola
por diablo ya tienes cola,
madera no ha de faltar;
con hilo te has de elevar,
procura llegar al cielo,
y serás tú mi Cojuelo
quien medirá la distancia
y sacarás de ganancia
un seguro matasuelo.

Los colores de un tirón
si quieres que te los diga
sin incluir el de hormiga
los principales tres son;
el resto es combinación
para completar la gama;
son los árboles con ramas
setecientos mil millones
si crees que tengo errores
cuéntalos si te dan ganas.

Por el Jordán, esto hace años
desde que anduvo el primero,
seguro no fue tercero
porque tenía pies planos;
muy tomados de la mano
salieron Adán y Eva,
a pata pelá y con leva
detrás de ellos salió el sapo,
el último de un porrazo
ni de su nombre se acuerda.

Mi imaginación fecunda
en respuesta no se cierra
si el engaño pierde guerra
será la primera zumba;
y no hay prima sin segunda
que luego tercera viene
y saberlo le conviene
que en contestar no me engaño
los cambios que tiene el año
los mismos que el tiempo tiene.

Si tú no has averiguado
el espesor de la tierra,
dime pues si no le yerras
¿cuanto de ella se ha gastado?;
Te responderé acertado
lo del problema vecino,
si en vez de agua fuera vino
que cae de un aguacero
te diría un bodeguero
cuántas gotas han caído.

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Cosas de amor

Cosas de amor
por Luis Polanco, poeta popular de Conchalí.

Te entrego amada en un ramo
tiernas rimas temblorosas
en que el amor muchas cosas
le dé de ofrenda a tus manos;
donde el infinito arcano
te entregue en sus melodías,
trayectorias de armonías
con la hechizante ternura
que en las auroras más puras
haya guardado la vida.

Feliz estoy de quererte
y sentirte en mi emoción
y de guardar el calor
de tu lámpara celeste;
del viejo paisaje agreste
sólo recuerdo un camino:
el que me unió a tu destino
donde mi luz no se apaga
y que me entrega en su llama
un rumbo, brújula y tino.

No te apartes de mi vera
quiero viajar junto a ti,
llevarte dentro de mi
hasta el instante que muera
fuiste mi flor, yo tu tierra,
fuiste aroma de mi huerto,
el preludio en el concierto
de armonía en mi sendero,
fuiste luz en mi lucero,
alma, fe y sentimiento.

Sin que lo hayas querido
y también sin yo quererlo
te prendiste en mi recuerdo
como un lucero encendido
es algo que hubo escondido
y floreció de repente
y que no tiene saliente,
como en la fe la virtud
así con mi alma estas tú,
se te vas me das la muerte.

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A la memoria de los esposos Rosenberg

A la memoria de los esposos Rosenberg
por José Riel, poeta popular de Tiltil

CUARTETA

Viendo la paz florecer
murieron asesinados
esos esposos amados
Ethel y Julius Rosenberg.

GLOSA

El pueblo lanzó un clamor
y de rabia se mordió
cuando al mundo se esparció
el crimen lleno de horror;
de un gobierno sin honor
que nos hizo estremecer
al ver allí perecer
dos esposos muy queridos
que trabajaban unidos
viendo la paz florecer.

Fueron muertos sin piedad,
asesinados por fieras
que por sus planes de guerra
matan nomás por crueldad;
terminará su maldad,
se acabarán sus reinados,
Rosenberg fueron honrados
el pueblo los vengará,
que al combatir por la Paz
murieron asesinados.

No laten sus corazones,
sus cuerpos no están presentes;
mas ellos no están ausentes,
van a nuestras reuniones;
ellos nos dan sus lecciones
tanto al civil y al soldado
cómo la Paz triunfado
con sacrificio fecundo,
irradian de luz el mundo
esos esposos amados.

Hoy honramos su memoria
trabajando sin cesar
para la guerra evitar
y la Paz brille con gloria;
ellos irán en la historia
que la Paz hará nacer
y que el tiempo hará crecer
agigantando sus nombres,
de esa mujer y de ese hombre:
Ethel y Julius Rosenberg.

DESPEDIDA:

Aquí debo terminar
este homenaje postrero
del corazón de un obrero
para el mártir sin igual
y a la mujer ideal
que murieron inmolados.
Dejan dos hijos amados
que tenemos que cuidar,
por la Paz hay que luchar
para que sean salvados.

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Homenaje a una madre y repudio a un traidor

Homenaje a una madre y repudio a un traidor
por Reinaldo del Campo, poeta popular de Viña del Mar

CUARTETA

Cuando pronto iba a ser madre
rodeada de policías
sufrió tantas villanías
por un traidor cobarde.

GLOSA

Se le vio agitar su mano
a una patriota señora,
proclamando en mala hora
por los votos pa el villano,
la señora Campusano,
fué objeto de cruel desaire
por orden de aquel cobarde
y antes el amanecer,
la fueron a detener
cuando pronto iba a ser madre…

Se descargaba el terror
con medidas cavernarias
y esa madre proletaria
vió la infamia y el dolor;
como denunció al traidor
con todas sus energías
torturada en fechorías
y satánicas patrañas
dio el fruto de sus entrañas
rodeada de policías…

Transcurridos ya siete años
los hechos no se han borrado
y el pueblo lo ha demostrado
el día primero de Mayo;
repudiando a ese lacayo
que el desfile interrumpía
y la heroína ese día
desahogó su corazón
porque en tiempos de traición,
sufrió tantas villanías…

Personas de negra mente
como siempre suelen verse
no debieran atreverse
a alzar su manchada frente;
se dejó a tantos inocentes
sin amparo de sus padres
menos ante una madre
por tiranos torturada
y que no fue doblegada
por un traidor tan cobarde…

DESPEDIDA

Por fin sepan traidores
que sus mentiras regalan,
que a Julieta no se igualan,
perjuros ni falseadores;
todos los trabajadores
a ella estrechan su mano,
y dicen: “tarde o temprano,
o más temprano que tarde,
vencidos son los cobardes
por un pueblo soberano”.

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