A el longino
Por Arturo Carrasco, poeta popular de Nueva La Legua
CUARTETA
De Santiago a Iquique el puerto
corre un tren a su destino
recontra largo el trayecto,
todos lo llaman longino.
GLOSA
Hay que ser muy re gallito
para viajar en este tren
porque en él hay que entender
no vale tocar el pito;
de recordarlo tirito
y a comprender aún no acierto
cómo yo y compaire Alberto
viajamos como sardinas
entre bultos y gallinas
de Santiago a Iquique el puerto.
La cosa empieza en Calera
empujones y codazos
se hace la ropa pedazos
pa subir a la tetera;
se agarran las cremalleras
como dientes al camino
y pa no perder el tino
si usté quiere hasta se baja,
y jugando a la baraja
corre un tren a su destino.
En todas las paradillas
en el viaje al Norte grande
usteé sin hacer alarde
puede estirar la canillas;
y sigue la pesadilla
en este viaje directo,
como lana en el asiento
que pa cama es harto dura
y siente con amargura
recontra largo el trayecto.
En Copiapó y Paipote
usté no es más que un pingajo
herío por cien mil tajos
se siente como palote;
al parecer mil azotes
le han dao con desatino
con algún chicote fino
lo han dejado mal parado
y de puros enojaos
todos lo llaman longino.
DESPEDIDA
Por fin para terminar
diré que el viaje es fregao
sale recontra salao
para llegar hasta el final:
en tres días ‘e longinear
creyéndolo gallo rico
se cansa más que milico,
sácanle un ojo é la cara
y así lo llevan en vara
como pie en zapato chico.
FIN