Canto inolvidable

Canto inolvidable
Por Luis Polanco, poeta popular de Santiago.

Haré un canto en a piedra
que no me lo lleve el viento,
que no me lo barra el tiempo,
que se oiga cuando yo muera;
que viva en la primavera
de los tiempos venideros,
que sea fresco venero
para la vida del hombre…
¿ Dónde está la piedra, dónde,
para este canto que quiero?

Quiero hallar el corazón
del camino más andado,
Para alojar a su lado
el alma de mi canción;
quiero que lo oiga el terrón
que esconde el sudor amargo,
que despierte los letargos
de milenarios dolores
que dé esperanza de amores
a los calvarios más largos.

Quiero que vibre en las huellas
mi canto, yendo al trigal,
quiero que en el despertar
del pobre se haga estrellas;
en medio de sus tragedias
sea fe, puesta en la frente,
que en el ir de la corriente
del estero se haga grito,
y que vaya al infinito
venciendo el mal y la muerte.

Un canto de árboles verdes
para sombra del camino,
que le entregue al peregrino
harina del trigo y mieles;
canto de pan y manteles
tendido en manos fraternas
hacia las rutas eternas
de solidaria hermandad,
plenos de “luz de verdad”
ancho, como luna llena.

Con tinta de los dolores,
con quejas que no se oyeron,
con ansias que no surgieron,
con la hiel de mil rencores,
con los trágicos rumores
que despeñó la risquera,
con voz de la sementera
que al pueblo negó su grano,
con mi odio a los tiranos
haré mi canto en la piedra.

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Las aventuras del roto Juan García

Las aventuras del roto Juan García
Contada en versos por Antonio Acevedo Hernández.
(Inédito).

–PROPOSITO.

Es un relato sin gloria
este que les contaré
de una vía que se jué
y que no guarda l´historia.
Lo conservo en la memoria
comu´una santa oración;
hombre bravo como lión,
alegre y muy bien plantao,
sufrío  y considerao
y tierno pa´el amor.

Cuando yo lo conocí
ya se cabeza blanquiaba;
y aunque su voz no era brava
y su alma sin frenesí,
respeto m´infundió a mí
y a cuantos lo conocieron
muy pocos lo aborrecieron
siempre oyeron sus razones,
pesaron sus opiniones
y su franqueza quisieron.

Me parece que lo veo:
de regular estatura,
de juerte musculatura,
moreno; pero no feo.
Muy medio en su deseo,
en el hablar recatao,
generoso com´un rey,
er´un sujeto de ley,
más atento qu´el cuidao.

Mucho en la vía sufrió,
como lo van a saber,
no haber perdío la fé
jué su más alto valor.
Ningún trabajo esquivó,
l´oirán en mi versá,
lerda cual bestia cansá.
Hasta al morir jué sereno
yo me acuerdo y me apeno;
pero él dijo: “Esto no es ná”.

“ Yo me llamo JUAN GARCIA,
por otro nombre JUAN CHILE,
voy más contento qu´el trile
con la barriga vacía.
Amo a la virgen María
y por ella a su hijo santo,
amo la vía y el canto,
y l´amistá y el amor,
ser güeno m´hizo el favor
y razonable el quebranto.”

“Cuando voy por un camino
sé que amigos hallaré,
me darán y pagaré
con mi cantar cristalino.
El hombre es algo divino
cuando tiene voluntá,
si respeta la amistá
encontrará en el sendero
la bendición y el te quiero
aplastando a la ruindá.”

Este es el hombre, señores,
de cuya vía hablaré,
yo poeta no seré
tal como los payaores
que corrieron venceores
las tierras que alumbra el sol;
pero soy hombre de honor,
hombre de afeuto y confianza,
en Dios pongo mi esperanza
y empiezo mi relación.

(Continuará)

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