Ante la muerte de Stalin
Por Ricardo González I., poeta popular de Viña del Mar
Un homenaje sentido
de adentro del corazón
rendiré con emoción
por el hombre más querido:
combatiente decidido
de la Paz y Libertad,
fué su personalidad
símbolo de la Esperanza,
infundió siempre confianza
su augusta serenidad.
José Stalin, arquitecto.
José Stalin, constructor.
Stalin trabajador
Stalin, gran intelecto;
hoy por millares sus textos
orienta la Humanidad,
supo afianzar la unidad
del martillo con la hoz,
fué siempre clara su voz:
quedará en la Eternidad.
Como el trigo de sus campos
su recuerdo ya es perenne,
su cuerpo quedará indemne
bajo millones de llantos;
sus ejemplo que son tantos
contienen gran enseñanza:
dan a los pueblos pujanza
para la Paz afianzar,
para no dejar pasar
a los que quieren matanzas.
Su nombre quedó grabado
en la unión de 5 mares,
en los bosques singulares,
en los campos alumbrados;
Stalin fué un gran soldado,
Stalin fué Mariscal,
en una marcha triunfal
aplastó al fascista impío,
libró pueblos oprimidos
con sus huestes sin igual.
DESPEDIDA:
Termina aquí mi cantar
por el hombre más fecundo
que dió sus obras al mundo
para dicha y bienestar;
propongámonos honrar
su memoria dignamente
batallando ardientemente
por librar a nuestra tierra
de traficantes de guerras
para una PAZ permanente.