Al habla con los marcianos
Por Manuel Urbano, poeta popular de Puente Alto.
Reclamo pa mí el derecho
de haber sido yo el primero
que habló con esos viajeros
del alto y celeste techo.
Marcianos de pelo en pecho
igualitos a nosotros,
bajo el uno, alto el otro,
uno feo, otro bien hecho.
Venían en carro rojo
desde el azul estrellado
y quedé maravillado
del artefacto asombroso.
En un castellano hermoso
y con acento castizo
así dijo el más petiso:
“No soy ente tenebroso”.
“Al contrario, amigo mío,
y mejor le digo hermano,
choquemos todos las manos
y hablemos largo y tendido”.
“Venimos sin hacer ruido
ni darnos a conocer
en un viaje de aprender
por estos hondos abismos”.
“Nuestro viaje de turismo
es pa ampliar conocimiento;
los terrícolas instrumento;
hallaron de fuego vivo.
“Y cual niños mal paridos
con él se han puesto a jugar
y lo que puede pasar
es tremendo cataclismo.
“Volverse la tierra gas
o un espantoso fluido
que se extiende derretido
por la azul inmensidad.
“No podemos tolerar
de vecinos tal criterio,
del orbe hacer cementerio
en vez de vivir en paz.
“En nuestro mundo remoto,
hay de todo por igual,
excepto sólo en el mal
para nosotros ignoto.
Tampoco fantasear
solemos nunca del bien,
ni andamos nunca “al pidén”
tras fantasma celestial.
“Quien aprende a mendigar
luego en costumbre mendiga
y el poderoso, ni miga
le da un bien terrenal.
“Hemos sabido crear
comodidad y decencia
y disfrutaremos las ciencias
entre todos por igual.
“No sabemos guerrear
pues todos somos iguales
la riqueza nada vale
si no se puede gozar.
“Eso suele pasar
a ustedes tan divididos,
se matan por lo adquirido
pues lo tienen que cuidar.
“Y volviendo al tema infausto
del juguete que inventaron
con él, casi emparejaron
a Dios de vuestros relatos.
“Vais a pasar un mal rato
si os seguís disputando
en vez de ir arreglando
vuestro mundo tan ingrato.
Del hombre el peor pecado
contrasentido y desvelo;
sin perfeccionar su suelo
el cielo tiene adornado.
Mucho más se ha preocupado
de ese mundo de ilusión,
sin hacer la exploración
de su planeta atrasado.
“Se lanza a la explotación
de peligrosos inventos
y es ignaro y hasta cruento
en su social perfección.
“Siempre pugna el simbolismo
de su Divino-Hacedor
en vez de hacerlo mejor
se lanza torpe al abismo.
“Pobre gusano asesino,
de su ilusión, parricida,
con su locura suicida
traza su meta y destino.