Al estero de Rauco
(Por Luis Polanco, poeta popular de Conchalí)
Estero de Rauco, estero
que vi correr cuando niño,
estero de mi cariño
donde se duerme el lucero;
corres orillando el cerro
entre moxtó y toronjiles,
refrescando los febriles
y remozando las flores,
estero de mis amores
con diferentes perfiles.
Estero que te recuestas
a jugar con las estrellas
estero que a las doncellas
bañas después de la siesta;
estero que representas
ilusión y desencantos,
que quebras risas y llantos
en el cristal de tu cara,
yo quebré en tu luna clara
los sollozos de mi llanto.
Estero que en primavera
recoges los arreboles
y el perfume de las flores
para tejer tus quimeras;
estero que a las praderas
les das efluvios de aroma,
largo espejo en que la loma
refleja su lomo pardo
con sus lunares de nardo
cuando la luna se asoma.
DESPEDIDA
Y por fin, amigo estero,
vi guirnaldas de frutillas
aromando tus orillas
de bullentes bebederos;
no eres por eso altanero
y en tu remanso cordial
en las noches de cristal,
de luceros y de lunas,
tejes en copos de espuma
ensueños que van al mar.