A Stalin, genio de los genios

A Stalin, genio de los genios
“Llorando esta mi laúd” (Versos de redondilla)
Por Rafael Martínez Navia, de Santiago

NOTA.-El autor de esta redondilla es un caballero que pertenece a sectores cultos de la sociedad. Cuando apareció esta LIRA POPULAR, recibimos sus felicitaciones como poeta culto, admirador de la poesía popular y, aunque no había intentado nunca este género, nos trajo una hermosa composición que se publicó en uno de nuestros primeros números. Hacía tiempo que no recibíamos nada suyo. Ahora ante la muerte de Stalin, nos envía esta bella “redondilla” o pie forzado para todas las estrofas.

Llorando está mi laúd
cubierto de obscuro manto
por el hombre que amó tanto
la justicia y la virtud;
él guió a la juventud
por la senda del deber
y enalteció a la mujer
con celosa pulcritud:
por ese querido ser
llorando está mi laúd.

Llora tu inmenso pesar,
laúd de mi corazón
llorar en esta ocasión
es justo y noble a la par;
quien llora y sabe llorar
demuestra su gratitud
por el ser cuya actitud
sólo alabanzas merece:
por ese, no más, por ese
llorando está mi laúd.

Aunque te enluta el dolor,
laúd, no pierdas la calma:
hay quienes no tienen alma,
porque no saben de amor;
odian al hombre de honor,
fingen amar la virtud
y al que encierra el ataúd
difaman de modo cruel;
por él, tan sólo por él
llorando está mi laúd.

Ahora que estás tranquilo,
deja, laúd, por favor,
que llore el vil impostor
lágrimas de cocodrilo;
bien sabes cuál es su estilo
cuando esconde su inquietud,
no te inmute su acritud
déjale que pague así:
por ti, Stalin, por ti,
llorando está mi laúd.

Yo conozco tu altivez,
tú no lloras por llorar,
laúd mío, sin pensar,
llora por última vez;
llorar por tu líder es
orgullosa gratitud,
¿no ves a la juventud
cómo llora en este mundo?
Por ti, Padre, sin segundo,
llorando está mi laúd.

Todo ser ante la Muerte
dobla la cerviz y calla,
pero existe una canalla
que en carnaval la convierte;
en su nombre se divierte
con falsa solicitud,
no recata su actitud
cuando la mira pasar:
por el que van a enterrar
llorando está mi laúd.

Allá en lejana región
va pasando el funeral
del Maestro más leal
que fué todo corazón;
se estremece de emoción
la apretada multitud,
al ver pasar su ataúd
todos lloran por igual:
solo por ti, Mariscal,
llorando está mi laúd.

Volver